El detalle fuera de la vista: las torres de la Catedral de Rouen

Resumen

El detalle puede asumir varias dimensiones, entre el pormenor, una parte en un todo, un fragmento, un elemento mínimo, marginal, liminal, pasando por el carácter de elemento autónomo, simbólico, significativo, un dispositivo modificador, incluso una casualidad, o insignificancia o, al mismo tiempo, y por el contrario, de una exageración formal.

El nombre detalle tiene una polisemia extraordinaria, aplicándose a una amplia gama de situaciones, por lo que los detalles, en el contexto de la historia del arte y de la estética, no serán todos iguales, en cuanto discurso, intención, significado y carácter, no surgirán por las mismas razones, no tendrán la misma fuerza expresiva, ni deberán leerse según modelos generalistas de interpretación. La complexión del detalle dificulta la objetividad y fluidez del análisis y, sobre todo, la construcción de narraciones limpias y acabadas. Estudiar el detalle puede, por supuesto, constituirse en una tarea que origina discursos fragmentarios.

Tras una introducción teórica sobre el detalle, en el espesor de sus dimensiones, se presenta en este estudio el caso del encargo de las tres torres de la Catedral de Rouen (Normandía, Francia): la torre de Saint-Romain, la torre de Manteiga y la idealización del pináculo sobre la torre del crucero. Estos edificios fueron criticados por la encomienda debido al excesivo detalle y al laborioso y minucioso corte de la piedra para obras que ficaron fuera de la vista. El último trabajo, considerado el apogeo del detalle, no se realizaría.

La cuestión pendiente se relaciona con las justas razones que llevaron a las duras críticas de los clientes y a la resistencia emprendida por los artistas, defendiendo el detalle y haciendo peligrar sus trabajos.